16 diciembre 2006

Esperando en Barajas

Hemos llegado a Barajas donde todo es confusión y desinformación.
En el aeropuerto cientos de personas esperan sentadas en el suelo. Familias enteras, personas de todas las edades, ancianos, bebés... En su mayoría inmigrantes que han reunido con mucha dificultad, a lo largo de mucho tiempo, el dinero necesario para ir a pasar estas Navidades con sus familias. Se les ve demacrados pero no cunde la ira. No actúan con furia ni violencia. Sólo cuando aparecen las cámaras de los informativos televisivos, la gente se levanta y grita.
AENA nos confirma que no tenemos vuelo ni muchas posibilidades de volar en ninguno de los fletados por Fomento que se destinan exclusivamente a los viajeros que retornan a su origen.
Tras presentar una reclamación, recorremos mostradores y mesas intentando informarnos sobre estos vuelos de Fomento.
Empezamos a considerar la opción de comprar nuevos billetes, aunque tengamos que endeudarnos más aún para ello (el daño sentimental, para nosotros y para nuestra familia que nos espera al otro lado del óceano, es tan grande que ya nada nos importan otras consideraciones). Iberia lo pone difícil: dispone de pocas plazas y estas son carísimas (es fácil hacer leña del árbol caído).
Nuestra esperanza está puesta en que en el vuelo de Aerolíneas argentinas de esta noche queden plazas libres.

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